domingo, 31 de agosto de 2014

Ella 03/02/09

Acompañada de aquella fiel señora, que ve pasar la vida oculta en el silencio y oscuridad, que al pasar de los años cuando todos se van, cambian, olvidan, ignoran, rechazan... Es ella quien se queda y te acompaña, es aquella que cuando ya nadie esta, te consuela, que la puedes ver cuando sola te dejan y que solo la puede nombrar como la triste soledad.

La tranquilidad, de esa soledad que te invade, te consume como ese cigarro que encendiste en ese instante, ves el denso humo en el aire junto a tus recuerdos y tu pasado, te obligan a sentir nostalgia, tristeza y decepción…
Nostalgia por ausencias, recuerdos de cuando un día estuviste compañía,
Nostalgia por aquella porción de tiempo en el que fuiste feliz, y así solo haya sido muy poca tu felicidad, por ese momento te siente así,

Tristeza por el vació tan grande que dejan las ausencias de aquellos que llenaron tu vida de calidez,
Decepción por creer que ellos jamas se alejarían de ti.

Y allí sentada con ella a un lado, ya con el cigarro consumido por completo, la mente te traiciona y viajas hacia aquellos lapsos de ayer, al punto de ese bello momento, queriéndolo revivir, como acción del presente y no como un hecho pasado.
Intentas estar allí, vivir el recuerdo, queriendo quedarte y ya no volver a tu lúgubre
 realidad, donde nadie esta... Solo la triste soledad.

Ella me hace sentir la inexplicable sensación de no estar, de nunca haber vivido, de que jamás ví, escuché, hablé, sentí, nací, que todo fue irreal, como en un sueño, como estar soñando el sueño profundo de la muerte en vida.